Hoy nos toca aprender y por ello, nos ayudamos de la gran aportación y lección en cuanto a la conexión de la comida con la distinta tipología de vinos existentes y maridaje que nos muestra http://www.revistalabarra.com.co.
Para mayor facilidad, os muestro todo lo que nos enseña, tanto de vinos como su interelación con los alimentos.
El vino es una bebida alcohólica que por la complejidad de sus características aromáticas y gustativas, es considerada como una compañera inseparable de las comidas. Por su parte, el maridaje es el arte de combinar armónicamente una comida y un vino, para lograr una integración o equilibrio entre ambos, y así potenciar sus respectivas cualidades.
La regla tradicional indica: “vinos blancos, con carnes blancas y pastas; vino tinto, con carnes rojas”. Este precepto no se equivoca en un principio, e incluso nos puede llevar a una elección segura, pero ¿qué pasaría si la pasta está acompañada de una salsa de vacuno o si el vino es abocado y no seco? Los maridajes cambiarían y tendríamos que ir en la búsqueda de un vino que cumpla con los requisitos para estos platos.
Afortunadamente, hoy el mercado colombiano nos ofrece una gran variedad de marcas y cepas de diferentes orígenes que nos permiten tener múltiples opciones al sugerir un maridaje. Teniendo en cuenta que los aromas, los sabores y las texturas de los vinos varían según la región de la cual provengan y de su trabajo enológico, la clave de la compañía entre el vino y la comida está en potencializar las cualidades de ambos, y nunca opacarlos entre sí. Podemos buscar dos alternativas, armonía de sabores y aromas, o por contrastes, como es el caso de lo dulce con lo salado.
¿Por qué acompañar el vino con la comida?
Indiscutiblemente, el vino es el mejor acompañamiento para las comidas, ya sea el caso del aperitivo, o uno de tipo digestivo. El organismo recibe solamente sensaciones placenteras. Dentro de este protocolo, los aperitivos -por sus propiedades- abren el apetito y los digestivos bajan la llenura y facilitan la digestión.
Beber vino junto con las comidas –con moderación- es saludable, gracias al poder antioxidante, concentrado en sus polifenoles. Además, es una bebida que respeta los sabores y el enorme trabajo de la cocina desde siempre. Tanto así, que ha dado pie para que existan los famosos maridajes geográficos.
¿Cómo buscar el maridaje perfecto?
Pautas como las siguientes pueden ayudarle a crear el maridaje perfecto para su carta:
1. Por contrastes entre sabores y texturas: Cuando se habla de maridajes por contraste, básicamente se refiere a que la textura entre el vino y el alimento son distintas. Un buen contraste permite realzar a uno de los dos o enfrentarlos, si es que ambos cuentan con mucho carácter.
Ejemplo: queso azul (salado) con oporto dulce; jamón serrano y Sauvignon blanc. Risotto de setas con un vino ligero del Penedes.
2. Por semejanza de aromas, sabores, textura e intensidad: En este caso, los sabores del vino y de los alimentos son parecidos, por lo tanto se refuerza la gama de ambos sabores. Es decir, un alimento suave intensifica el sabor de un vino suave y viceversa.
Trucos para una mejor compañía
La temperatura de un vino puede ocultar sus defectos o realzar sus cualidades. Por eso, es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:
1. Nunca servir un vino por debajo de los 6 ° C, ya que las bajas temperaturas anulan las cualidades aromáticas de los vinos.
2. Sobre los 18 ° C sólo se percibirá alcohol en plena evolución.
3. Si tenemos un vino muy cálido por su alto grado de alcohol, debemos servirlo más frío de lo debido. Así se baja su sensación quemante o abrasiva en boca.
4. Se debe tener presente que el vino frío enfatiza la astringencia, por eso hay que tener cuidado de no enfriar demasiado vinos tintos corpulentos o de reserva, (en climas cálidos).
5. Subir la temperatura efectivamente ayuda a suavizar los taninos. Pero si el vino tiene un alto grado de alcohol, aumentaríamos su sensación de calidez (Vino cuyo alcohol domina sobre sus cualidades organolépticas).
6. Para platos con alta acidez, que dentro de sus ingredientes tengan por ejemplo gotas de limón, cebolla fresca o trozos de piña, es ideal un vino con baja acidez y viceversa.
7. Un vino tinto muy astringente, ante un plato muy dulce perderá su equilibrio. Se volverá amargo y astringente. Es mejor evitar recomendar vinos con estas características ante salsas muy dulces ya que se elevaría la acidez del vino.
8. Un vino dulce, ante un plato más dulce que él, perderá su dulzor.
9. La sal aumenta la astringencia. Por eso debemos evitarla junto a vinos muy corpulentos. Tal es el caso de los quesos maduros, jamones y salmones ahumados.