En entradas anteriores, ya vimos gracias a http://www.bebesymas.com las frutas de temporada propias de primavera. Hoy me ha dado por buscar y, de nuevo, la página bebesymas nos ofrecen una fabulosa exposición de cuales son las correspondientes a esta época del año y algunas recomendaciones sobre ellas.
Os redacto a continuación lo que nuestros amigos de bebesymas nos aportan:
Por su cantidad de agua (rondan el 85-90%) quitan la sed, aportan sales minerales que ayudan a reponer las eliminadas por el sudor, contienen azúcares que proporcionan energía y vitaminas y factores de protección para los pequeños.
Las frutas de verano son además de nutritivas un reclamo para los niños, pues suelen tener un color más llamativo y un sabor algo más dulce que las de otra temporada.
Veamos cuáles son estas frutas, qué características tienen y cuándo pueden empezar a tomarlas nuestros hijos:
- Melón: Es una fruta rica en potasio (más que el plátano) por lo que es un buen remineralizador. Un 90% del melón es agua y aporta 33 Kcal por cada 100 gramos. Es rico en vitaminas A, B y C.
El melón se puede empezar a ofrecer a los niños a los seis meses, aunque por su sabor dulzón se podrían ofrecer otras frutas para no acostumbrarles de inicio al sabor dulce.
- Sandía: Es una de las frutas más refrescantes ya que el 95% de la misma es agua. Por este motivo hay quien habla de ella como “la bebida sólida”.
Aporta 16 Kcal por cada 100 gramos y a pesar de su sabor dulce el contenido de azúcares es bajo.
Se le puede empezar a ofrecer a los niños a partir de los seis meses, pero por el mismo sabor dulce que el melón (aunque un poco menos) y por ser prácticamente agua, serían recomendables otras frutas a esas edades.
- Melocotón: Se trata de una fruta con ligera acidez, que estimula las secreciones gástricas facilitando la digestión.
Un 90,7% del melocotón es agua, por lo que también forma parte de las más refrescantes, y aporta 27 Kcal por cada 100 gramos.
La fruta en sí puede ser ofrecida a los niños a partir de los seis meses, en cambio la piel es bastante alergénica. Como pelar la fruta sin tocar la piel es prácticamente imposible se recomienda no ofrecer el melocotón hasta los 12 meses.
- Fresa: Es una importante fuente de vitamina C ya que contiene más que las naranjas. Contiene ácido elágico, que tiene actividad antibacteriana y antivírica.
El 90,5% de las fresas es agua y aportan 27 Kcal por cada 100 gramos.
La fresa forma parte de las llamadas “frutas rojas”, que liberan histamina. Esto quiere decir que puede producir reacciones alérgicas por lo que se pueden empezar a ofrecer a los 12 meses (y mejor si se hace incluso a los 18 meses).
- Arándano: Contiene antocianinas, que son pigmentos que mejoran la sensibilidad de la retina y alivian trastornos circulatorios. Un 85% de los arándanos es agua y aportan 25 Kcal por cada 100 gramos.
El zumo de arándanos, muy apetitoso, mantiene intactas las características de la fruta.
El arándano es una fruta silvestre que, como la fresa, libera histamina. Por esta razón se puede empezar a ofrecer a los 12 meses (aunque mejor a los 18).
- Albaricoque: Es una fruta abundante en provitamina A (beta-caroteno) que se transforma en vitamina A en nuestro organismo conforme éste lo necesita.
Tiene un contenido en agua del 86% y aporta 42 Kcal por cada 100 gramos.
Al ser primo-hermano del melocotón, el albaricoque tiene el mismo problema con respecto a la piel. Por ello es mejor no dárselo a los bebés hasta que cumplan los 12 meses.
- Frambuesa: Contiene mucha fibra y antocianinas (como los arándanos) y garantiza una buena cantidad de sales minerales. Tiene también ácido salicílico (como la aspirina) por lo que ayuda a combatir la fiebre. Un 84,6% de las frambuesas es agua y aportan 34 Kcal por cada 100 gramos.
Es una fruta roja que a nivel alergénico tiene riesgos similares a los de las fresas. Se les puede empezar a ofrecer a los bebés a partir de los 12 meses (aunque es mejor esperar a los 18). Al contener ácido salicílico no están recomendadas para los alérgicos a las aspirinas.
- Cereza: Es rica en vitaminas A, B y C. Contiene flavonoides, útiles para combatir los radicales libres.
Su contenido en agua es del 86,2% y aporta 38 Kcal por cada 100 gramos.
No es una de las frutas más alergénicas y es familiar de las ciruelas, que pueden comerse a los seis meses. Por esta razón no hay contraindicación en ofrecerlas a los bebés a partir de los seis meses (previamente deshuesadas y troceadas, claro).
Fotografía obtenida de muyenforma.com