Hoy lunes he recibido un buen saco de naranjas de Palma del río, quizás una de las mejores de España y por ello, he pensado que sería bueno recopilaros en un artículo los beneficios que tiene un buen zumo de naranja.
Por ello, un día más, me he dado una vuelta por las redes y he encontrado un artículo muy interesante en http://www.consumer.es sobre este tema y este fruto en particular.
Os invito a que visitéis su web y os mostramos aquí mismo lo que indican sobre este preciado líquido y su fruto original.
La naranja es quizás la fruta más popular, por calidad, salud y precio. De origen desconocido, se cree que el naranjo aparece por primera vez, hace miles de años, en la región comprendida entre el suroeste de la China y el noroeste de la India. Más tarde, en la Edad Media, los mercaderes llegados de oriente introdujeron sus semillas en el área mediterránea.
Debajo de su característica capa externa de color naranja, lisa o rugosa, según la variedad, una segunda piel blanca envuelve el fruto, protegiendo así la pulpa. La naranja está dividida en gajos alargados y curvados, que contienen el zumo. Igual que los otros cítricos, las naranjas pueden ser de diversas variedades según el consumo al que vayan dirigidas. Sean de zumo o de mesa, las naranjas son muy ricas en vitaminas, sales minerales y azúcares que aportan un valioso enriquecimiento a la dieta humana.
Los cítricos en general y, especialmente el zumo de naranja, son uno de los alimentos más apreciados por el consumidor. Actualmente se detecta un incremento de su consumo que se asocia a la promoción de sus cualidades potencialmente beneficiosas para la salud.
Efectos beneficiosos
La naranja posee altas concentraciones de vitamina C y sustancias con actividad prebiótica Uno de los efectos beneficiosos de la naranja más conocido por los consumidores es el papel que desempeñan en la potenciación de la inmunidad. Destaca la concentración en vitamina C y su capacidad para prevenir procesos víricos banales, como los conocidos resfriados. Pero no sólo poseen esta vitamina, sino que tienen sustancias con actividad prebiótica. Hasta hace unos años, poco se conocía sobre los alimentos prebióticos y probióticos. Hoy en día, existen diversos alimentos elaborados a base de estos principios en cualquier supermercado.
El éxito de las sustancias prebióticas se debe a los efectos positivos de los componentes especiales de sus fibras dietéticas en la flora microbiana del tracto digestivo. Varios grupos de investigación están estudiando la posibilidad de que estas sustancias desempeñen un papel importante en la prevención del cáncer de colon. La naturaleza ha diseñado el medio gástrico e intestinal de forma que destruya y elimine los microorganismos que ingerimos con la comida. Sin embargo, parte de las bacterias probióticas del ácido láctico sobreviven al paso por el estómago y el intestino delgado, para alojarse en el intestino grueso, donde desarrollan una actividad positiva si se ingieren con regularidad.
En el caso de la naranja y su zumo, parte de la fibra posee esa acción prebiótica. El gran interés que despierta se centra en que el consumo regular permite el crecimiento de los microorganismos beneficiosos de nuestro colon, lo que indudablemente puede redundar en beneficios para la salud a largo tiempo.
Acción antioxidante
Ciertas sustancias tienen la importante misión de evitar los daños producidos por la oxidación que está ligada a las enfermedades cardiovasculares. Las vitaminas C y E y los carotenoides son probablemente los principales antioxidantes y fortalecedores de nuestro sistema inmunológico. Estudios recientes sobre varios fitoquímicos indican que, además de las vitaminas y los carotenoides, existen otras sustancias, como los compuestos fenólicos, que tienen efectos positivos en enfermedades crónicas tales como las afecciones cardiovasculares.
Los antioxidantes pueden capturar y neutralizar algunas sustancias susceptibles de deteriorar el material genético mediante la oxidación. De esta forma, la vitamina C actúa en el líquido intracelular, lo que facilita reducir la actividad oxidativa, en el mismo momento que se inicia la formación de sustancias oxidantes muy activas, como el oxígeno y el peróxido de hidrógeno.
En este sentido, la cantidad de vitamina C y la actividad de la misma en los cítricos son muy interesantes. Sin embargo, este componente suele ser inestable. La vitamina C, al frenar la oxidación, tiende a degradarse muy rápidamente por acción del oxígeno del aire o la luz. En este sentido, un zumo recién exprimido mantiene sus propiedades unos minutos después de ser obtenido. Sin embargo, si lo guardamos en el frigorífico, es posible que consigamos mantener sus propiedades media hora, pero más allá de ese tiempo se habrá perdido una parte muy significativa de su actividad antioxidante.
Por este motivo, especialmente en los zumos envasados, los envases de consumo individual pueden ser una buena solución ya que consiguen mantener las propiedades nutritivas y que no se pierda su valor biológico.
Variedades y tratamiento de residuos
Las variedades de naranja más conocidas son Navel, Navelina, Navelate, Sanguina, Salustiana y Valencia late. Pese a que el destino principal de la naranja es el consumo humano directo, sus subproductos como el aceite esencial también son muy apreciados. Uno de los residuos que genera la naranja, la cáscara, suele aprovecharse para extraer aceites esenciales y también para secarse al sol. Este proceso suele acabar en alimento para el ganado, especialmente porcino y vacuno, como pienso.
Se trata de un sistema considerado poco rentable económicamente que ocupa extensiones considerables de terreno. Además, la cáscara corre el riesgo de pudrirse y permitir el crecimiento de hongos, con el peligro que conlleva la formación de micotoxinas. Es importante considerar que los efectos que tienen las micotoxinas para el ganado pueden ser también peligrosos para los consumidores, especialmente si lo consumen animales lecheros. Las micotoxinas pueden pasar a la leche y de aquí a las personas, lo que en sí mismo es un peligro potencial.