Hoy os vengo a proponer un plato sumamente sencillo y bueno. No creáis que por el hecho de llevar alubias es ya alto complicado, porque no es así. Está claro que podemos utilizar alubias secas, hidratarlas durante toda la noche y cocerlas al día siguiente junto a sal y a una cebolla, ajo y puerro, pero nosotros (no pretendemos engañar, pretendemos facilitar el trabajo) hemos optado por las alubias rojas de bote que ya vienen cocidas previamente. Así facilitamos muchísimo el plato, porque gran parte del tiempo que íbamos a utilizar en este plato era de la cocción de las alubias.
Ingredientes (2 personas):
- 200 g de alubias rojas.
- 1 hígado (pequeño) de cerdo.
- 4 dientes de ajo.
- Guindilla roja.
- Vino blanco.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal.
- Perejil fresco.
Elaboración:
En primer lugar vamos a cocer el hígado un poco en agua, como si fuera un «escaldado» para quitarle el exceso de sangre que tenga y no nos aporte eso al plato, que no lo queremos.
Una vez hecho esto, ponemos en una sartén con dos cucharadas de aceite e oliva virgen extra, los ajos picaditos, pochamos un ratito corto a fuego medio (hay que controlar que no se nos quemen) y añadimos el hígado troceado. Mareamos, añadimos la guindilla roja troceada y vertemos un buen chorreón de vino blanco para que coja sabor.
Dejamos que reduzca el vino, ponemos el punto de sal y echamos las alubias rojas (tenemos que tener en cuenta que estas alubias debemos incluirlas en la parte final de la receta, porque ya están muy suaves y si le damos mucha cocción en el vino se nos van a deshacer). Por último añadimos el perejil troceadito (bastante perejil, que le de color y vistosidad), probamos nuevamente de sal y listo para llevar al plato.
Presentación:
Plato hondo blanco, que el color del hígado, la alubia y el perejil va a contrastar muy bien con el fondo del plato.
¿Queréis más sencillo un plato sustancioso y bueno?…..pues yo creo que es imposible.