En la vida hay ciertas lágrimas que son distintas a las demás, como pueden ser las lágrimas de cocodrilo, las lágrimas de San Lorenzo (que por cierto podemos ver ya mismo en el próximo mes de agosto) o incluso las lágrimas sobre la tierra roja de Tara, que lanzó Scarlett O’Hara mientras gritaba eso de «A Dios pongo por testigo que nunca más pasaré hambre». Pero todo hay que decirlo, ninguna de ellas, como las que os presentamos aquí, porque estas, son muchísimo más fácil de conseguir.
Ingredientes:
- 1 pechuga de pollo.
- 1 ramita de apio.
- 1 diente de ajo.
- 1/2 cebolleta pequeña.
- 1/2 chile rojo.
- 1 toque de vino blanco.
- 4-5 tomates cherry.
- 4-5 gotas de salsa Perrins.
- 1 chorreón de ketchup.
- Sal.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Provenzal (pan rallado, perejil y ajo) prefabricado.
- Comino.
- Pimentón dulce.
- Nuez moscada.
Elaboración.
La mayor complicación que vamos a tener en esta receta es la de hacer la salsa, así que ya os podéis imaginar lo difícil que puede llegar a ser.
En primer lugar, en una sartén con dos cucharadas de aceite de oliva, ponemos a freír la cebolleta y el ajito cortados en trozos medianos, junto al apio (al que hemos quitado los nervios de la hoja de la rama), que lo vamos a cortar de igual modo. Dejamos marear unos minutillos a fuego medio y añadimos el chile cortado en rodajas (le podemos quitar las pipitas si no queremos tanto pique, o reducir la cantidad de este).
Removemos y echamos los tomates troceados. Dejamos unos minutos y ponemos el vino, un toque para que coja sabor. Cuando se nos evapore el alcohol, le ponemos 4-5 gotas de salsa Perrins, sal y un toque muy corto de comino.
Todo esto lo pasamos al vaso batidor y es ahí cuando vamos a añadirle un buen chorreón de ketchup y dos cucharaditas de aceite de oliva virgen extra para que emulsione la salsa. Batimos y reservamos.
Para las lágrimas en si, tan sólo partimos la pechuga en la dimensión que prefiramos. Preparamos el provenzal en un cacharrito y le añadimos una puntita de cucharilla de comino, de nuez moscada (algo menos), y de pimentón dulce. Le echamos sal y rebozamos el pollo en el resultado obtenido y pasamos a la sartén con abundante aceite de oliva caliente. Así conseguiremos las lágrimas de pollo.
Presentación:
Peresentamos las lágrimas en un plato llano y servimos la salsa en un recipiente a parte para que mojemos según nos guste.
Ya os digo, «Os juro que con esta receta, jamás volveréis a pasar hambre».
En mi barrio hay una cervecería que prepara una lagrimitas de pollo verdaderamente buenas, el Cádiz. Pero, con tu información, intentaré hacerlas en casa un día de estos. a ver qué tal salen.
Gracias por la receta.
Saludos.
Me vas a tener que pasar la dirección……por si voy algún día…..que me gusta probar cosas buenas. Un abrazo y gracias.
Badajoz. Barrio de San Fernando. Si vienes de paso, no tiene pérdida…
Saludos.