Lo prometido es deuda y aunque ha llegado tarde, por fin os traslado en el blog mi experiencia haciendo mi propia cerveza……la cerveza Eco que, en estos pasados Reyes Magos pude recoger debajo del arbol de Navidad.
La verdad es que siempre tuve ganas de llevar a cabo esta experiencia y de probar algo de este tipo que yo hiciera con mis propias manos y Cervezanía y el Rey Melchor, han hecho posible.
He de decir que al principio, aun teniendo muchas muchas ganas, era algo reacio por el resultado que podría obtener, porque siendo sincero, no daba ni un duro por mi en este aspecto…..y es que cuando no has hecho algo nunca y te sales de la zona de confort, puedes cometer fallos que se traduzcan en falta de sabor o de aspecto.
Pues bien, un día, un fin de semana, preparamos todo para llevar a cabo la cerveza, el agua mineral, la malta, los lúpulos, el esterilizador, las ollas y tiramos hacia adelante en una aventura que, a toro pasado, me ha encantado.
Los pasos para hacer la cerveza Eco (que es la que me dejaron en Navidad) son los siguientes y siguiéndolos como te dicen en las instrucciones, no debe haber ningún tipo de problema para su ejecución. Os los enumero a continuación:
1.- Calentamos 5 litros de agua en una olla hasta 62º C y, una vez alcanzada esa temperatura, retiramos la olla de la hornilla y agregamos toda la bolsa de maltas. Removemos bien y tapamos. La temperatura debe mantenerse en 60º C. Removemos la infusión de vez en cuando durante 90 minutos que permanecerá la olla.
2.- Colamos el mosto y enjuagamos la malta que nos queda en el colador con agua a 74º C hasta completar los 5 litros de inicio.
3.- Calentamos el mosto y lo dejamos hervir constante y vigorosamente. A continuación:
- Agregamos el lúpulo 1 cuando empiece a hervir.
- Agregamos el lúpulo 2 a los 45 minutos del comienzo de hervir.
- Agregamos el lúpulo 3 a los 55 minutos del comienzo de hervir.
4.- Pasada la hora desde el inicio de la ebullición, apagamos la hornilla.
5.- Ahora toca esterilizar todo, mediante un pulverizador en el que mezclaremos una cucharada del agente esterilizador por cada litro de agua tibia. Todo lo que vaya a estar en contacto con el mosto, a partir de ahora, debe estar esterilizado, como es el caso del cubo fermentador, la tapa, el colador, el termómetro, etc….
6.- Llenar el fregadero con agua y hielo y a continuación meter el cubo fermentador esterilizado en él. Colar el mosto y agregar agua mineral hasta llegar de nuevo a los 5 litros iniciales. Mientras se enfría, mantendremos la tapa del cubo superpuesta. El mosto debe alcanzar 20 – 25º C, momento en el que se debe sacar del fregadero (secarlo antes con un trapito, si no la casa se resentirá) el cubo fermentador.
7.- Añadimos la levadura, sellamos la tapadera herméticamente, agregamos agua al «airlock» esterilizado hasta la marca y lo colocamos en la junta de goma de la tapadera. El cubo fermentador debe estar 6 días en un lugar fresco y oscuro, a 22 ºC.
8.- Antes de llenar las botellas esterilizadas, añadimos a cada una de ellas una cucharada pequeña de azúcar blanca (6mg/l) a través de un embudo, para botellas de 33 cl. Chapamos las botellas y las guardamos en posición vertical en un lugar fresco y oscuro durante dos semanas. Pasado ese tiempo, ya podemos disfrutar de ellas.
Pues sí, con esos sencillos pasos (que aun así, parecen más enredados de lo que en verdad luego es) se puede hacer una cerveza a tu gusto y sobre todo, hecha por ti y por tus propias manos.
La experiencia de hacerla fue muy muy grata, echando bastante tiempo en su elaboración, pero algo que te gustaría repetir de nuevo (y de hecho así será) pero quizás la mejor sensación de todas es la de abrir una botella y echarla en un vaso…..ver como sale la espumita, el color dorado y las burbujitas, te da un subidón por el cuerpo que no os lo puedo ni describir. Pero…..ahí no acaba la cosa, cuando la pruebas y ves que está realmente buena, es…..no sé como decíroslo, el sumun de todo el proceso de elaboración.
Genial, una experiencia única, muy muy atractiva, por el aprendizaje, por el trabajo, por el resultado y por el disfrute que se obtiene en todos y cada uno de los momentos del proceso.
Eso sí, para servirla, os quiero hacer una recomendación. La servimos en un vaso y la vamos añadiendo inclinando el vaso unos 45º hasta que nos queden los últimos tres dedos de cerveza. En ese momento, dejamos de servir y, removemos circularmente el botellín de cerveza para rescatar las levaduras que están en el fondo, y lo añadimos a la que ya hemos echado en nuestro vaso. Con esto, con el proceso que os he detallado y con la ilusión de un niño cuando hace algo con sus propias manos, podéis disfrutar de algo único, que sólo vosotros podéis hacer.
Os lo recomiendo, sin duda, animaos y uniros al mundo de «Cervezanía», porque tú te mereces tu propia cerveza.
Gracias Melchor, gracias Cervezanía.
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